SILEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

El mundo real no lo es todo; nunca lo fue. La atención de la gente siempre se mantuvo enfocada en las desgracias que sucedían frente a sus narices, en las bajas provocadas por la guerra, en las madres que velaban por el bienestar de sus hijos. Pero dentro de ese mundo existía otro, como las muñecas rusas que albergan réplicas de sí mismas en su interior, las que parecen repetirse infinitamente. A espaldas de la guerra, una población neutral sufría las consecuencias de ésta indirectamente, atrapada entre dos titanes como lo eran el Mar del Norte y los rebeldes de lo que era la Vieja Tierra Anglosajona.

De una mente cerrada, poder bélico nulo y una gran tendencia a la superstición, el pueblo vivía inmerso en una tranquilidad pasmosa y desesperante, comandado por mujeres. Como incrustadas en las grandes murallas de piedra que resguardaban el lugar, las casas daban la impresión de envolver y acechar al viajero que aparecía en la calle principal, intimidándole en señal de advertencia y haciéndole imposible la estadía dado el aspecto lúgubre del panorama. Todo estaba dispuesto alrededor de una mansión inmensa en la que se decía vivía la Matriarca, máxima autoridad del lugar, líder del movimiento religioso y cabeza de la casa Meen'amoth. Hija de dicha familia, Panthasilea creció con el recuerdo de un padre ausente que terminó muriendo en batalla y en nombre de Irlanda, dejando tras de sí a tres hijas y a una esposa que estuvo demasiado ocupada como para atenderle.

Lo cierto es que la niña albina nació en el seno de un núcleo familiar complicado, rodeada de secretos, muerte y mentiras. Apenas recuerda sus primeros seis años de vida, suponiendo haber crecido feliz y despreocupada en una infancia relativamente fácil. Y así fue: su madre la alejaba de todo lo referente a la secta prefiriendo acudir a sus hermanas más grandes y pasar de ella. Vivió en una burbuja hasta los doce años, cuando terminó -con permiso de la Matriarca- enterándose de todo lo que sucedía a su alrededor y dentro del pueblo, dado que sus hermanas habían fallecido al salir de allí, asesinadas por ingleses.

―Cada año, una caravana de creyentes ataviados con máscaras blancas y rojas se adentra en la mansión, la cual atraviesan, cánticos de por medio, e ingresan al santuario anexo al recinto para dar comienzo a la ceremonia de la Sacerdotisa Tatuada... ―musitaba la mujer fijando sus enrojecidos ojos azules en los de la niña, claramente devastada por la pérdida de sus otras hijas. Silea no lograba tomar dimensión de sus palabras, siendo incapaz de imaginarse la gravedad del asunto y la verdad escondida detrás de algo que aparentaba ser bueno. Siempre se había convencido de que aquellos rituales eran para hacer que Dios terminara con la guerra, que se apiadara de ellos...

Pero qué equivocada estaba.

Tomando un desvencijado libro entre sus manos, la mujer comenzó a leer con voz potente: ―“Encierra a una muchacha durante la luna llena en un cuarto donde no pueda tener contacto con nadie, y déjala allí por treinta lunas más hasta que su corazón se marchite…” ―el rostro pálido e inexpresivo de la fémina se ensombreció, y fijó la vista en algún punto por sobre el hombro de Silea, quien permanecía atenta a la lectura con suma concentración. De pronto, dos pares de manos sujetaron a la niña por los brazos y la hicieron incorporarse a la fuerza, mientras que la Matriarca le dirigía una mirada que bien podría haber congelado su pequeño corazón.

―No podemos quedarnos de brazos cruzados. ¡Debemos actuar! Ofrecer algo más valioso que simples plegarias… Estamos conscientes del sacrificio que harás. Tu gente te lo agradece. Yo te lo agradezco, hija mía ―murmuró la mujer, mirando cómo la sangre de su sangre se alejaba dando trompicones por la habitación, chillando y clamando por su madre, dejando todo tras de sí envuelto en un silencio insoportable, únicamente interrumpido por sus sollozos ahogados.

Treinta lunas. Casi tres años encerrada en una celda de madera herméticamente sellada, cuya única conexión con el mundo exterior era una pequeña ventanita desde donde la niña contó las lunas hasta volverse una adolescente. Cuando otras sacerdotisas se acercaron para sacarla de allí, Silea no tenía fuerzas, miraba sin ver y respiraba por el simple hecho de hacerlo, y fue llevada a un cuarto aparte donde se acostumbraba tatuar a las jóvenes antes del ritual, en el que fue tumbada boca abajo y pinchada repetidas veces hasta la inconsciencia. Al despertar, un amplio mejunje azul de nubes, rocas y escamas resquebrajadas adornaba su tersa espalda, marcando el comienzo de la última etapa de su corta y apacible vida. O eso creía.

El santuario era una enorme cueva de piedra azulada del tamaño de la mansión, en cuyo centro se alzaba un altar con cientos de velas blancas encendidas; en formación, cinco sacerdotisas con sendos vestidos blancos  se encontraban a ambos lados del portón de entrada bajo largas guirnaldas de flores, mientras que, ataviada con un inmaculado traje azul, Silea aguardaba en el altar con expresión ausente. La espera no le afectó en lo absoluto: el portón oscuro se abrió de par en par y una multitud de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, se adentró lentamente en las frías entrañas de la cueva en penumbra. Aquello parecía un mar albiazul, desconcertante y fascinante a la vez. Las máscaras más cercanas al altar resplandecían levemente ante la tenue luz de las velas, mientras que la oscuridad iba consumiendo las que seguían entrando a paso aletargado en el santuario.

La Matriarca, vestida de negro y con suma solemnidad, se paró de espaldas a su hija mientras se disponía a dar inicio a la ceremonia que estaba por presidir. La muchacha apenas podía mantenerse en pie, pareciendo una simple muñeca de tamaño natural rellena de vellón que se sostenía por pura suerte. Un discurso vacío, carente de coherencia, códigos o sentido, llegaba a los oídos de la muchacha como un zumbido molesto que había que acallar. Pero no le quedaban fuerzas. Su menudo cuerpo se desvaneció frente a cientos de personas, las cuales se limitaron a emitir un gritito ahogado mientras la muchacha yacía de costado y con los ojos entrecerrados.

“Encierra a una muchacha durante la luna llena en un cuarto donde no pueda tener contacto con nadie, y déjala allí por treinta lunas más hasta que su corazón se marchite. Deja que la simple imagen de la luna quede grabada en su retina, y luego llévala a la Cámara de las Agujas y procede con el grabado. Como ofrenda de lágrimas, ella llevará consigo el dolor de toda una generación tatuado en su piel como rocas y escamas, ahuyentando todo mal y trayendo prosperidad. El corazón de la Sacerdotisa Tatuada no debe alborozarse. No debe ser capaz de amar más. No debe ser capaz de perdonar.

Por eso, ella deberá volcar hasta el último de sus sentimientos dentro de un espejo, y lo romperá para anunciar que ha abandonado todas sus ataduras con este mundo, que está lista para entrar al siguiente e interceder por nosotros ante Dios. Ata sus pies y manos y lánzala al Abismo, de sus aguas resurgirá como una enviada de Dios y protegerá todo lo que se resguarde bajo su manto de piedad”.

La visión desenfocada le permitió ver cómo un individuo se escabulló de entre los presentes, se acercó a ella haciendo caso omiso de la presencia de la Matriarca y cayó de rodillas a su lado quitándose la máscara. Y fue entonces cuando la muchacha sucumbió al llamado de Morfeo en brazos del hombre que la había salvado de la peor de las muertes, prometiéndose a sí misma que nunca volvería a ese lugar.

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[16:44:28 08/02/2015] Yra Vasilyev : [-La carga y se la lleva al hombro como un hombre de las cavernas-. (?)]
[16:45:02 08/02/2015] Misaho Sakiyama : -como bolsa de papas- Oiga -lloriquea-)(???
[16:46:39 08/02/2015] Yra Vasilyev : [Se te imputarán los cargos de "Demasiado sensual para estar suelta", y "Demasiado adorable para dejarle conservar su virginidad" -serio- (???)]
[16:59:20 08/02/2015] Misaho Sakiyama : Esos cargos existen? -pregunta bien a lo tonto- También estas arrestada? -mira a Chloe-)(?)
[17:00:15 08/02/2015] Chloe H. Grace : No, pero me siento aburrida (?) –Come pan de cerdo viéndole (?)–
[17:02:34 08/02/2015] Yra Vasilyev : [-Mira a Chloe y a Misaho alternativamente. Carga a Chloe con el brazo libre como si fuera otro saco de patatas- Chloe Grace, quedas arrestada por exceso de encanto, cantidades ilegales de comportamiento adorable y por no convidar pan de cerdo. -Sigue caminando- (??)]
[17:04:20 08/02/2015] Chloe H. Grace : Pero... yo puedo compartir de mi pan. ¿Gusta? –Se le queda viendo toda en plan de "khé" y le ofrece pan con la mano libre– (?)
[17:06:31 08/02/2015] Misaho Sakiyama : -trata de bajarse en lo que Chloe habla, pero no puede- ser tan debilucha en esta vida -suspira y lloriquea (?)-
[17:08:41 08/02/2015] Yra Vasilyev : –Le pega un mordisco al pan, mientras asegura el agarre en Misaho– Si te conviertes en fugitiva, probablemente te persiga hasta el fin del mundo y lo menos que haga contigo sea matarte. –Otro mordisco al pan, y casi le muerde un dedo a Chloe(?)–.
[17:10:08 08/02/2015] Chloe H. Grace : No me muerda porfavor, no me gusta... –Mira como come su pan, y tan solo suspira para quedarse quieta como un saco de papas (?)–
[17:11:00 08/02/2015] Misaho Sakiyama : -se siente un poco extraña por que parece que la sostienen con mas fuerza, sonrojándose entera por que le dijo aquello- Tal vez prefiera que me meta a una cárcel -dice ya resignada y se limita a estar colgada- Falta mucho?(?
[17:13:26 08/02/2015] Yra Vasilyev : Lo siento, delincuente #2 –y mira a Chloe con las cejas arqueadas– Te recompensaré... Y tú, horrenda criminal sensual, me debes un baile. Y sí, falta mucho. –Camina por la calle esquivando gente con cara de WTFFFF– (??)
[17:14:38 08/02/2015] Chloe H. Grace : ¿Deber un baile? Pero... –Observa como todos los miran, y ella saluda con educación– Siento que nos miran raro, ¿podemos ir a comer arroz con curry? (?) –Mira a Misaho, para entonces parpadear levemente.– ¿Es usted un fetichista?
[17:18:06 08/02/2015] Misaho Sakiyama : Un baile? Pero no sé bailar, a menos que le guste que le pisen el pie -comenta con algo de inocencia y mira a Chloe con los anteojos algo caidos- Señor, se me caen los lentes, puedo bajarme? -pregunta tontamente-
[17:22:22 08/02/2015] Yra Vasilyev : Vamos a comer arroz con curry –gruñe por lo bajo, afianzando las manos en la cintura de ambas rehenes(?)– No soy un fetichista. Sólo las estoy salvando de la malicia del mundo... Y sí, Misaho, me debes unos pasos de merengue. Arréglate los lentes tú que tienes las manos libres –y sin mucha ceremonia, empuja suavemente la puerta entreabierta de un local, entra con ambas jóvenes encima como un degenerado y se acerca al mostrador sin intenciones de bajarlas todavía– ¿Qué quieren comer?
[17:23:51 08/02/2015] Chloe H. Grace : Arroz con mucho curry, si puedo tener un pastel después será mejor. –Observo como la cargaba, para entonces mirar de reojo a Misaho.– ¿Estás bien? –Preguntó, pues sus lentes caían. Parpadeo un momento, para entonces mirar al local.– Oh, huele muy bien aquí.–
[17:26:04 08/02/2015] Misaho Sakiyama : -No quería admitirlo pero tenía mucha hambre, casi que no podía ver a Ki del hambre (?) y el olor del local le hacía tener aun más hambre- Yo quiero una sopa, tambien carne de res y de cerdo y también un omelette.... pero si no se puede una sopa -dijo toda avergonzada sosteniendo sus lentes con una mano, tratando de ignorar el hecho de que no la bajaba (?)-
[17:32:13 08/02/2015] Yra Vasilyev : –La vendedora los miró a los tres con cara de entender muy, muy poco, e Yra se limitó a encogerse de hombros, haciendo que el cuerpo de las chicas subiera y bajara levemente por el gesto– Pues pedimos todo eso, y para mí quiero un café negro, sin azúcar, sin crema. En un vaso alto. –dijo como si nada, viendo cómo la mujer asentía lentamente y anotaba los pedidos. Yra caminó hasta el fondo del local, ignoró las miradas curiosas y se dignó a bajar a las jóvenes con suma suavidad. Tomó asiento en la mesa más cercana y esperó a que lo acompañaran– :CC (?)
[17:35:49 08/02/2015] Chloe H. Grace : Cuando la bajo, Chloe sonrió. Por que realmente le dolía donde la estaba sujetándose, para luego sentarse donde el decía.– ¿Por qué nos cargo como un costal de papas? –La inglesa sonrió a la encargada, para después juguetear con el salero, algo aburrida (pues eso no le parecía divertido) y ver de reojo a la chcia de lentes, por si deseaba sentarse o si ella se iría. *
[17:37:46 08/02/2015] Misaho Sakiyama : -Se tambaleó un poco cuando bajó pues se había mareado un poco, y acomodándose la ropa se decidió a sentarse con la mirada en el suelo pues aun no se sentia tan en confianza como para mirarlos a los ojos (?) y se sentó lentamente al lado de Yra sin pensarlo- Aha...-susurró viendo a su alrededor-(?
[17:44:01 08/02/2015] Yra Vasilyev : Porque en realidad nos estaban siguiendo –y bajó la vista a la mesa, acomodando las servilletas de papel con suma diligencia.– Si dirigía la atención hacia nosotros, me aseguraba de tener testigos en caso de que intentaran llevárselas. Aunque no hubieran podido de todas formas –"porque probablemente les hubiera pateado la jeta con las botas", pensó, mirándolas con cierto aire compungido– Lamento el revuelo. Pero de todas formas no pienso levantar los cargos aún...[
[17:45:37 08/02/2015] Chloe H. Grace : Parpadeo nuevamente, ¿cómo podía pensar eso? después de todo no había sido tan malo... Se mordió el labio mientras se quedaba en silencio. No quería decir nada, para jugar con algunos mechones de su cabello y mirar de reojo si Misaho decía algo.– Chloe, me llamo Chloe.–
[17:49:07] Misaho Sakiyama : -Se vio algo sorprendida, no se había dado cuenta de eso, ni mucho menos pudo haberlo supuesto. Culpó entonces a su falta de comida en el estómago, fue entonces cuando vio a aquél hombre de una forma algo intensa por unos segundos, y rapidamente dirigió la mirada hacia la mesa- Gracias, supongo -dijo con toda la timidez del mundo, comenzando a jugar con sus dados- A-ah... yo soy Misaho -se presentó con una voz bastante finita -

―Carraspeó antes de decir nada, alzando la vista por encima de las muchachas y divisando, a través de los ventanales, a los tres idiotas que habían estado siguiéndolos con la mira puesta en ellas. Algo más tranquilo, las observó detenidamente con el ceño fruncido― Yra Vasilyev, oficial de policía ―musitó con voz ronca, cruzando las piernas por debajo de la mesa y recostándose en su asiento con cierto desparpajo― ¿Las hice desviarse mucho de sus respectivos caminos?
[18:01:19] Chloe H. Grace : Yo, yo iba a clases... debo irme, quizás después pueda comer con ustedes. Me disculpo.– La chica hace una leve reverencia, para entonces levantarse y alisarse la falda que estaba arrugada por haber sido cargada. Y dirigirse hacía la salida del restaurante
[18:08:58] Misaho Sakiyama : -Despide a Chloe nada mas con un gesto con la mano, y mira un poco a Yra a quien debía responder aun- Pues yo solo... no desviaste nada, yo estaba de camino a casa simplemente -responde aun con bastante timidez- Ah si quieres yo pago por la comida, creo que pedí demasiado -dice con una risa algo nerivosa-

―Un asentimiento fue suficiente como para servir de saludo, e Yra se quedó inmóvil un momento mientras veía marchar a Chloe con cierto recelo. Sólo esperaba que los matones no volvieran sobre sus pasos y la siguieran al salir, porque de lo contrario tendría que salir tras ellos y fundirles la cara a puñetazos en medio de la calle. Y nadie quería eso, ¿cierto?― No, por favor, yo invito ―dijo ladeando la cabeza, mirando cómo la mesera le traía el café primero al ser lo que menos demoraba en ser preparado― Me disculpo nuevamente ―y miró a Misaho― Mis métodos no son lo más ortodoxo del mundo, te habrás dado cuenta. ¿Vuelves a casa tan temprano en la mañana? ―inquirió estirando la diestra y revolviendo el café para intentar disipar un poco el calor―

[18:22:13] Misaho Sakiyama : -Se acomoda los lentes en lo que mira hacia otro lado, pensando en que no fue una buena idea sentarse tan cerca de aquél hombre quien de verdad tenía métodos poco ortodoxos, pero tontamente también pensó que eso era bastante común en los policias de Australia, o no?- Ahm... si, yo... tenía que hacer algunas cosas y ya las hice por eso volvía a casa -se excusó de forma torpe aún sin mirarle- Espero que no sea mucha molestia, podría pagarle después, yo no tengo problema -le sonrió un poco- Quienes... quienes nos estaban siguiendo? -preguntó de una forma algo impetuosa -

Descuida, es comida ―susurró mientras fijaba la vista en las volutas ascendentes de vapor, subiéndose sus propios lentes de sol hasta la cabeza, usándolos de vincha. Sus ojos se achinaron por un instante, algo malacostumbrados a la iluminación del restaurante, pero se abrieron poco a poco conforme sus iris negros escudriñaban a su interlocutora― Son una banda local de infradotados que gustan de perseguir chicas como tú. Hemos encerrado unos cuantos en las últimas semanas, pero parecen multiplicarse como moscas, así que ahora optamos por darles una paliza en vez de mandarlos tras las rejas... ―y se decidió a darle una probada al café, el que tragó con un ronroneo al sentir el sabor amargo del grano recién molido― ...sin nuestras placas a la vista, claro está. ―Dejó el vaso en su lugar y la observó― ¿Estudias?

[18:40:06] Misaho Sakiyama : Genial, supongo -dijo con una leve sonrisa, pero hizo que se preguntara algunas cosas como por cuanto tiempo la estuvieron siguiendo, aunque cierto par de hermanos la estuvieron siguiendo un tiempo y ni cuenta se dio, tal vez estaba perdiendo práctica, quien sabe. Igualmente ella miró hacia el techo, evitando el mirarle pues aun se sentía algo nerviosa-Ah? Pues si, estoy terminando mis estudios aquí de hecho, supongo que en algunos meses iré a casa -y por casa se refería a su país de origen- Hace mucho que es policia? -pregunta con la voz algo baja por que de verdad no se animaba mucho a hablar, igualmente trataba por que tampoco queria que pensara que era muda-

Excelente ―concedió con las cejas levemente arqueadas, bebiendo del café con algo menos de dificultad. Notaba que ella rara vez le devolvía la mirada, pero no por ello la creía sospechosa de algo. Halló sus gestos hasta adorables, si se quiere, y encontró en ellos la diversión que su día no había tenido hasta ese momento― Cuatro años ―dijo con soltura, alzando la mirada entonces a la mesera que volvía con el pedido de Misaho, y el pedido de Chloe que él se planteaba comer por su cuenta― Si hubiera sabido que me iba a gustar tanto, hubiera entrado a la academia siendo adolescente―y el aroma a arroz con curry le colmó la nariz― Tú podrías entrar. Nos hacen falta chicas ―bromeó, incluso, estirando un fornido brazo por encima de la mesa para alcanzar el bowl caliente.

Si, cuatro años -dice en un susurro jugando con una servilleta que había por ahi. Era fácil suponer cuanto duraba una carrera universitaria, por lo que no le pareció extraño en lo absoluto. Alzó la cabeza un momento antes de que viniera la mesera con toda la comida que habia pedido, viendose claramente que tenía bastante (mucha) hambre- Ah... -se rió un poco por su comentario- No lo creo, soy bastante... debilucha, aparte como puede ver no tengo madera para ser policía -dijo tranquilamente comenzando a servirse la comida, y comenzar a comer de una forma algo apresurada, digamos que contrastaba bastante con su imagen; y para cuando se dio cuenta solo se detuvo un poco- Lo siento -se limpio la boca precipitadamente-