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ROL CON SHINICHI

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Mensaje por Admin Mar Feb 10, 2015 12:16 am


El rugido grave de los truenos le entraba por los oídos y se alojaba en su cabeza, retumbando dentro con el eco de una furia que demoraría en desatarse. El preludio de la tormenta no le afectaba en lo absoluto, aún cuando estaba segura de que sería la primera en marcharse en cuanto apareciera el goteo preliminar de un chaparrón. Pero Alice seguía inmóvil, trepada encima de los cimientos de un antiguo negocio del placer como si formara parte del concreto, cual cómplice de la decadencia que las ruinas le mostraban. La brisa nocturna le envolvía los brazos desnudos y las piernas pálidas, y mecía la melena rubia con sumo atrevimiento, mientras la mujer fijaba la vista literalmente en la nada. Bajo sus narices no había más que un páramo deshecho, vestigios mudos de una guerra que seguía librándose aún en la actualidad, sirviendo a modo de cadáver permanente que allí yacería hasta que la civilización decidiera deshacerse de él. Un relámpago rajó el cielo a la mitad, frente a ella, como la filosa quebradura irregular de un vidrio. El trueno llegó poco después, y con él, pisadas que sonaron cercanas.

[03:44:30] Shinichi : El mejor momento del día para buscar a aquella “sangre fresca” era la noche. Hubiese mandado a alguno de sus hombres, pero la verdad que estar con la cabeza envuelta entre tanto humo le tenía un poco cansado. Respirar el aire fresco no venía mal de vez de en cuando, y por más que fuera aquel vampiro al que todos temían, aquel exageradamente alto hombre caminaba y por lo bajo resonaban sus pasos, nada más que él y su sombra que violentaban la prematura calma de la noche. No había rastros de mujeres, o de hombres ¿Donde demonios iban? ¿O quizás ya no habría más gente que se refugiaba en el placer para recibir unos cuantos dólares? Se preguntaba el albino quien metía sus manos bajo aquella campera negra de cuero. Su cabello ondeando rompía con la tranquilidad de aquella brisa.
[03:44:44] Shinichi : Fue entonces cuando el aroma llegó hasta su nariz, los ojos de Shinichi fueron quienes fueron de aquí para allá, rebuscando entre los escombros, las sombras y la humedad. Un rayo que iluminó el cielo iluminó una figura…. Femenina. Chasqueó su lengua y arrugó el puente de su nariz, no era bueno tratando con las mujeres, de hecho en su “negocio” sólo había tratado con uno o dos quienes entraron a trabajar sin muchos problemas. Elevó su labio superior como un perro aún arrugando su entrecejo y suspiro. De entre su ropa sacó un mechero y prendió un cigarro un tanto doblado. -¿Estas perdida?- Pregunto de manera estúpida y cortante.
[03:44:55] Shinichi : *Si hubiera otras personas con ellos estaba seguro que nunca le hubiera hablado, una fémina en el medio de la noche quizás sería al fin y al cabo una buena mente para corromper. ]

La seguidilla de pisadas la indujo en un estado de alerta que no llegó a alterar su semblante de forma alguna, pero que disparó tanto su curiosidad como el impulso belicoso de atacar. Permaneció con la vista al frente lo suficiente como para deducir de qué lado aparecería el recién llegado, estableciendo su campo auditivo como el tablero de un juego de mesa. El chasquido del encendedor le hizo ladear la cabeza un instante, sonando nítido en sus oídos, precedido por el siseo del tabaco y el papel quemándose en el pobre silencio de la noche. Cuando la voz masculina reverberó en las cercanías y el siguiente fogonazo iluminó la bóveda encapotada, Alice volteó el rostro por completo, escrutando al varón con los ojos negros como pozos sin fondo. Lo miró de pies a cabeza, reteniendo cada detalle de él en la memoria, y con total desparpajo lo sacó de su vista panorámica al regresar la mirada a las ruinas que se alzaban enclenques a la distancia. Sus manos enguantadas se aferraron a la cornisa en la que se encontraba sentada, presionando el hormigón como si quisieran hundir los dedos en él. —No, pero parece que tú sí —musitó con voz monótona, sintiendo el cosquilleo del cabello en la cara. La brisa parecía haber rotado. Aquello no auguraba nada bueno.

[04:28:02] Shinichi : Una sonrisa retorcida se formó sobre sus finos labios, nuevamente aquellas blanquecinas hebras comenzaban a molestar sobre su pálido rostro. Era bueno ser conocido por todos y no reconocido por nadie. Alzó sus hombros haciendo sonar aquellas charreteras sobre sus hombros, inspirando para que el humo que entrase por su boca hiciera un camino hasta sus pulmones, quedándose taciturnos hasta volver en reversa y salir por su nariz. -¿Yo perdido?- Pregunto como si hubiera alguien más entre ellos. –No, yo conozco estas zonas de memoria, las conozco con los ojos cerrados, incluso recuerdo el resplandor del fuego consumiendo esta zona.- Comento un tanto aburrido, dejando caer un poco de cenizas mientras que los truenos y relámpagos brillaban en un fuerte golpes en aquel oscuro cielo sobre ellos. No fue sino, hasta que nuevamente el cielo se iluminaba cuando vio a la perfección el rostro de la contraria. Sus ojos se abrieron,
[04:28:16] Shinichi : recordó aquella charla que había tenido con Yuri. “Simplemente escapó” había dicho el castaño como si nada importase. Alzando sus hombros de la misma manera que en el recuerdo lo haría Shinichi ahora. Nuevamente la sonrisa se formaba en su rostro. Esto era bueno, aquella muchacha era buscada, haber venido a este lugar había sido una buena manera de comenzar la caminata. –Debes de tener cuidado, hay gente que te busca… Dear Alice.- Musito tranquilo para acomodar su chaqueta y dando unos cuantos saltos con gracia quedar al lado de la fémina, mirándola desde arriba, altivo como siempre. –¿Acaso no tienes donde ir luego de haber huido de Walkabout?- Le pregunto como si realmente le importara y como si la conociera hace años, sabía por lo que decía su pareja que aquella mujer no era una simple damisela, si podía lograr que entrase a su negocio de seguro podría darle unos cuantos beneficios y quizás se podría llenar los bolsillos ahora cuando varios de sus putos se habían dado vuelta contra él.

Pocas veces alguien merecía un segundo vistazo de su parte, y mucho menos su interés. Haber captado a Alice con tanta información y a su vez tan poca no era cosa de todos los días, y cierta molestia comenzó a gestarse en el abdomen de la rubia como un parásito enquistado en sus entrañas. Las palabras ajenas bien podían tomar otro rumbo y terminar en un inútil soborno o extorsión, pero a la rubia poco le preocupaba quién la buscaba o dejaba de hacerlo. Podían venir todos juntos y hacer fila, que ella era capaz de invertir una madrugada entera para despacharlos a patadas a una mejor vida, librándose así de cualquier estorbo que quisiera contactarla con intenciones nada amistosas. Pero aquél caso se tornó excepcional en cuanto perdió de vista al forastero, quien reaparecería poco después a su lado como un alto centinela oscuro, sin hacer más que observarla con un atisbo petulante en la mirada. Alice siguió sin moverse, y en su mente revisaba con ahínco lo poco que había logrado ver de él en la penumbra del lugar. Entonces recordó, con bastante claridad, haberlo visto antes una sola vez. Una sola. La rubia suspiró casi inaudiblemente, y enderezó la espalda antes de decir nada.
—No me extraña que Petrov soltase la lengua —pronunció con nula animosidad, incapaz de identificar exactamente qué era lo que aquella frase le hacía sentir. No podía ser decepción, si nadie la había traicionado, pero albergó una mínima pizca de rencor hacia Yuri por inercia, porque de alguna manera necesitaba ponerle un nombre a lo que le hacía cerrar los puños cada vez con más fuerza.
A la cuestión ajena respondió negando lentamente y con simpleza, rehusándose a mirar a aquél sujeto con tal de mantener su propia mente a salvo. Era cierto. No tenía ni dónde caerse muerta desde que había abandonado el infierno blanco, pero no se arrepentía de no tener un lugar aún. Porque pensaba hacerse uno...

[05:11:40] Shinichi : Entre pitada y pitada casi se terminaba su cigarro. Mordió sus labios y con ello el cigarro a un lago, el cual tiró con un ligero golpe casi sin gracia. Termino de inspirar y soltó suavemente. –Digamos que el “código paciente-médico” se termina cuando uno deja de ser algunas de las partes.- Comento arrugando ligeramente el puente de su nariz. Chasqueo su lengua y se cruzó de brazos dando un gran bostezo. –¿Lo odias verdad?- Le pregunto haciendo referencia a Yuri, y quizás podría tenerle o no odio, la verdad poco le importaba que tipo de “relación” hubieran tenido esos dos, aunque de seguro era solo profesional. Alzo sus brazos hacia el cielo para que la primera gota cayera sobre sus falanges, acariciando aquella delicada gota de agua entre sus dedos. Miro a la fémina y pudo sentir por su aura que aquello que había leído en los expedientes era cierto. Shinichi era un tipo que le encantaba meter su nariz entre papeles ajenos, tener de pareja a un médico le llevaba una buen ración de chismes médicos,
[05:11:57] Shinichi : no porque el contrario fuese un chismoso, sino porque el mismo Shinichi era quien hurgaba incluso en lo prohibido ¿Y quién le podría decir algo? Pues nadie. – Parece que va a llover.- Comento y en el mismo momento que sus palabras salieron de entre sus labios las finas gotas cayeron con más insistencia. Sacando los brazos de entre su campera literalmente la tiro sobre la cabeza de la fémina, luego la quemaría, si es que se la pedía de vuelta. Un ligero escalofrío invisible se pasó por todo su cuerpo como una patada en el culo al haberle dado su campera. El ligero rastro de “asco” aún estaba presente en su rostro. Estando hablando así con una mujer, la verdad le daba repelús y se sorprendía a si mismo al encontrar tanta paciencia. Haciendo rechistar sus dientes a nueva cuenta comenzó a caminar como un buen pastor. –No creo que te quieras quedar bajo la lluvia por mucho tiempo, conozco un lugar cerca de aquí.- Comento tranquilo, por las inmediaciones de las ruinas había un pequeño putero,
[05:12:09] Shinichi : aquellos de los primeros en donde había puesto su marca el albino, no la llevaría primeras al lugar sin embargo, le ofrecería un poco de su inexistente humildad.

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Mensaje por Admin Jue Feb 19, 2015 12:05 am

De buenas a primeras, Alice frunció el ceño en cuanto el abrigo ajeno le rozó la cabeza hasta caer completamente sobre ella. El silbido quedo de la tela cayendo la había alertado, pero la distancia entre ambos era tan escasa que reaccionar tan bruscamente podía haber sido tomado como una amenaza para él. Lo cierto es que ya no estaba del todo alerta, pero sí encogida con cautela en la pequeña porción de concreto que su cuerpo reclamaba en aquella cornisa. Alcanzó a oír poco después el frufrú de la ropa ajena nuevamente pero surcando el aire, y el sonido del aterrizaje sobre la grava y los escombros le anunció que volvía a estar sola. Pensó entonces en Yuri por un instante; la última vez que lo haría aquella noche con tanto desgano. No, no lo odiaba. En términos concisos no sentía absolutamente nada por él, a no ser por la usual cuota de apatía que solía ocupar cualquiera en su mente.

Por acto reflejo se miró el pecho, juntando el mentón con el duro y ya húmedo esternón. ¿Acaso había estado a punto de decir "corazón"...? El otro interrumpió sus pensamientos, sutil como un balazo. Sí, iba a llover. Era obvio, y de haber sabido Alice cómo utilizar correctamente el sarcasmo y las triquiñuelas aledañas, probablemente le hubiese dicho un agradable "Felicidades por la premonición" y marchado campante a las entrañas de la oscuridad. Pero no. Por orgullo y terquedad pensaba quedarse allí quieta, esperando la lluvia, esperando que él se fuera de una puta vez. No fue hasta que oyó su voz grave nuevamente, que apartó las mangas lánguidas de la chaqueta masculina para verle, y dedicarle, por qué no, una de sus miradas colmadas de la más gélida nada.

La lluvia empezó a caer, y cual gato, Alice se removió en su improvisado asiento y bajó al suelo de un salto con tal de buscar resguardo. Pero él le había ofrecido resguardo, a su muy exasperante manera. Sólo por eso alzó la vista, evaluó sus opciones, y le siguió en completo silencio aún manteniendo las distancias, considerando la idea de lanzar la chaqueta lejos en cuanto encontrase un techo bajo el que guarecerse.

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