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Mensaje por Admin Miér Feb 11, 2015 9:09 pm

[03:17:00 17/02/2015] Yra Vasilyev : [Siempre corrigiéndome, Liz... (?)]
[03:17:22 17/02/2015] Elizabeth Montti : Si no soy yo, nadie(?) ]
[03:19:41 17/02/2015] Yra Vasilyev : [Puede ser. Pero te dejo hacerlo porque creo que seguimos en buenos términos... (?)]
[03:22:53 17/02/2015] Elizabeth Montti : Bueno, eso siempre dependiendo de lo que tengas tu en significado como "buenos términos", y también, en tanto no hablemos de trabajo. ]
[03:27:26 17/02/2015] Yra Vasilyev : [No, Liz, no hablamos de trabajo... Y creo que vamos bien, sabiendo que no nos estamos matando a patadas, ¿cierto?]
[03:28:30 17/02/2015] Elizabeth Montti : Bueno...seguramente tu lo harías, quiero decir...es tu forma de proceder. Siempre tan sutil. Y de todas formas, tienes razón. ]
[03:34:24 17/02/2015] Yra Vasilyev : [Hasta donde yo recuerdo, jamás le levanté la mano a nadie. A ti, menos. Tenía y aún tengo otras formas de matarte. Por pocos segundos, pero es un hecho. ¿O te has olvidado ya...?]
[03:39:04 17/02/2015] Elizabeth Montti : No he dicho que alguna vez lo hiciste. Y a pesar de que no lo has hecho, ambos sabemos que no te sería difícil hacerlo, basta deducirlo con lo que me acabas de decir. Puede que lo haya olvidado, ¿sabes?, hay cosas que uno olvida en pos de almacenar información más importante ]
[03:41:38 17/02/2015] Yra Vasilyev : Cuando te venías conmigo parecía que ibas a recordarlo un buen rato. Supongo que tu memoria está más deteriorada de lo que yo creía. Y no. Jamás te pondría un dedo encima, Elizabeth, al menos no para lastimarte.
[03:47:17 17/02/2015] Elizabeth Montti : ¿Aún tienes ese tipo de recuerdos en tu cabeza?, es un mal signo de salud mental el vivir en el pasado, querido Sergei. -Se limita a llevarse un cilindro de tabaco a los labios- No es necesario ser Sherlock para saberlo. Deberías olvidarlo, cariño.
[03:56:38 17/02/2015] Yra Vasilyev : Llámalo como quieras. Demencia. Melancolía. —Y estirando la diestra con pereza, enciende el vicio ajeno— Pero recordarlas me hace saber que yo sigo siendo yo. Los bancos de memoria son importantes, aunque lo que albergue en ellos no sea tan productivo. Y me rehúso a olvidar. No quiero repetir con alguien más los errores que cometí contigo...
[04:01:37 17/02/2015] Elizabeth Montti : Un poco de ambas diría yo, sin darme lujos de psicóloga. -Murmuró ligero entre dientes sujetando el vicio entre sus labios.- Gracias. -Limitó la gratitud por el gesto ajeno.- Sigues siendo igual que antes, Sergei, no creo que debas depender de una serie de viejas imágenes mentales, aunque viendo el caso, es normal y hasta considerado. -Detiene el hablar solo por dar una suave calada.- Creo que debería sentirme bien por esa siguiente persona.
[04:08:43 17/02/2015] Yra Vasilyev : —Tentado por el aroma picante del humo ajeno, saca sus propias provisiones de muerte enrollada y enciende un cigarrillo, retrocediendo y recostándose contra una pared aledaña— Ojalá pudiera decir lo mismo de ti, Montti —y mencionó su apellido de soltera con cierto resentimiento—, porque sí has cambiado. Aún te reconozco en demasía , porque partes de tu antigua versión las llevas enquistadas, pero has adquirido... —y da una pitada— ...fiereza.
[04:17:04 17/02/2015] Elizabeth Montti : -¿Qué le había parecido oír su apellido de esa forma?, quién sabe, no sería algo que daría a la luz. A penas si dejó que la comisura derecha de su labio se ladeara hacia arriba, como un reflejo.- ¿Qué iba a hacer?, cuando uno pierde parte de su vida, debe tejer una nueva. En mi caso, lo que se quedó contigo trajo algo nueva, quizás...la fiereza. -Explicó o más simplemente aclaró, dejando al humo salir suavemente por un hilillo entre sus labios siempre de un suave color rosa.-

[04:31:00 17/02/2015] Yra Vasilyev : ¿Qué fue exactamente lo que perdiste, Elizabeth? ¿La paciencia? —y observó con atención la danza hipnotizante que las volutas de humo generaban de forma helicoidal— Y no asumas que obtuve una parte de ti, si en tu ausencia no tuve absolutamente nada, sólo recuerdos. Pero si haberte alejado de mí hizo que te convirtieras... en la mujer que veo ahora, pues no podría estar más complacido. —no sabía qué sentir, cómo reaccionar debidamente, cómo evitar que el pasado le alcanzase e hiciese con él lo que le diera la gana. Entonces, mirándola, llegó a la conclusión de que ese pasado llevaba tacones y fumaba tabaco—.

[04:45:31] Elizabeth Montti : -Que le cuestionara eso era un golpe bajo, bajísimo para esa temperamental detective. Mantener bajo control el mar tormentoso que era actualmente su cabeza era en demasía complicado, y además tener que responder a esas palabras llenas de resentimiento...era un juego sucio.- No creo que sea necesario el decirte que fue lo que perdí. Pero parte de eso fue mi paciencia. -A su suerte, el sabor embriagante del tabaco adormecía su ansiedad, a pesar de que su voluntad fuese férrea, seguía siendo solo una persona, una mujer que aún sentía su pasado.- No lo digas como si hubiese sido una decisión única, eramos dos en nuestro matrimonio. Tu también estuviste de acuerdo en que nos separaramos, no puedes negarlo, y menos aún insinuar que fui únicamente la culpable. -Dio una calada profunda, tan profunda como el resentimiento que comenzaba a dejar salir.- Aunque he de suponer que no fui lo suficiente.

—Su usual gesto de autocomplacencia se adueñó de su rostro por un instante, la comisura de su boca se elevó con descaro, mientras la mirada oscura y aparentemente vacía fulminaba a su interlocutora desde detrás de las gafas opacas— No me eximo de mi responsabilidad, si yo también firmé los papeles, Liz —y su tono se ablandó un tanto, como si ella lo hubiera abofeteado con palabras— No funcionó y ya. Fue lo mejor que pudimos hacer, la mejor solución al problema —y al terminar de pronunciarse, frunció el ceño en señal de pronto arrepentimiento: el matrimonio no había sido un "problema", por lo que su bruta elección de calificativos le hizo quitarse las gafas enseguida y frotarse los ojos con el ceño fruncido— Supones mal —musitó con voz ronca, abatido— Eras más que suficiente, Elizabeth. Pero la relación era de a dos, y yo no podía seguir viendo cómo la sacabas adelante tú sola.

[05:28:30] Elizabeth Montti : -Lo que hubiese podido ser una risa salió de entre sus labios como nada más que un suspiro, un sonido que distinguía como en la mujer reinaba ahora nada más que un sentimiento que mezclaba la diversión y cierta...costumbre. Todo a causa de esa mala respuesta que de todas formas, era de esperarse.- Exactamente por eso fue que resultó mal, al final, a pesar de que hice mi esfuerzo, la mejor elección fue deshacerte del problema, ¿O me equivoco?, y dudo hacerlo. -Esta vez fueron sus palabras las que salieron con cierto resentimiento, más bien por el hecho en que volvía a sentirse como en aquel entonces, bastante inútil. Suspiró profundo como si así se liberara de aquello y su expresión se volvió indiferente, lejana, como le gustaba comportarse para evitarse todo eso de nuevo.- Me has hecho revivir esas memorias, Sergei, me tomará un par de días dejarlas atrás. -Lo dijo como queja, como si realmente fuese algo que le estorbara en la cabeza...y eso no estaba tan lejos de la realidad. Dejó caer al suelo la...
[05:28:31] Elizabeth Montti : colilla consumida del vicio cilindrico y simplemente le aplastó con parsimonia, deseando así mismo poder acallar todo el alboroto dentro suyo.-

No podía seguirte el paso, porque empecé a detestar la dependencia que generabas en mí... —gruñó por lo bajo, apartando los dedos de los ojos y suspendiendo la mano en cuestión frente a su rostro. Había sentido la imperiosa necesidad de alejarse de ella por orgullo, por ver cómo se había ido perdiendo a sí mismo en ella con el correr de los meses. Había perdido el control por ella, perdido la cabeza. Con el tiempo había logrado recomponerse y juntar las piezas que él mismo había desperdigado cuando finalmente quitó la alianza dorada de su dedo. Pero para poder hacerlo terminó sacrificando la placentera y aterradora sensación de ver su existencia girando en torno a una mujer. Una mujer que llegó a creer suya y de nadie más. Una que perdió y que no recuperaría— Tuve que alejarte porque no supe separarme del "nosotros", ver claramente en qué punto terminábamos y empezaba yo. Que llevaras mi apellido era un honor, pero también era una pesadilla.  —y bufó por lo bajo con algo de amargura, porque había llegado al extremo de decirle cosas que ella ya debía de tener presentes— Y qué bien que te tome tan poco —le espetó—, porque al menos no tienes que pensar en ello cada mañana, aunque sea por un par de minutos.

[03:47:15] Elizabeth Montti : Hay una pura palabra sencilla que resume a todas tus excusas y explicaciones, querido Sergei...-Dejó suspendidas esas palabras en el aire, en el aire que hacía unos cuantos minutos se había mantenido tan apacible como el manto negruzco del cielo fuera de a estancia, y que luego de esa resentida transacción de palabras se había atormentado con las nubes espesas, con la niebla enceguecedora del pasado, de un pasado que aún cargaban. Su fina mano diestra subió estirandose hasta alcanzar con delicadeza uno de los mechones oscuros de su interlocutor para deslizarlo a un costado, era el tipo de familiaridad que siempre habían tenido en un pasado, y la obvia diferencia era que ahora estaba cargado del tinte de la compasión que sentía por esas palabras escuchadas, el cariño que -quisiera o no- siempre guardaría por el contrario. Y por esto último fue que decidió no completar la frase que anteriormente había dejado inconclusa.- Pero sobra que la diga. -Terminó por decir a la par en que alejaba su mano de él.- Y si
[03:47:18] Elizabeth Montti : tanto parece molestar en tus recuerdos que esto siga revoloteando...¿Cuál es el objetivo de que ahora estemos hablando de esto, querido?...He de asumir que deberías ser el primero en querer evitar el tema. Así se aliviarán tus pesares y molestias. -Al menos así ella había logrado no hundirse en su soledad y resentimiento, dejar de pensarlo, dejar de sentir ese amor incondicional que le había profesado alguna vez, porque realmente, la firma en el documento de divorcio se había hecho comparable a una bala que se había encajado en el centro, en ese punto delicado de la detective que ahora, poderosa en su trabajo y orgullosa de ello, se había reconstruido de los cristales rotos de su alma, teniendo no pocos cortes en su ser. Como si ahora fuese una madre que consolaba a su hijo, compasiva y amorosa, se aproximó a paso calmo hasta él, estirándose a penas para alcanzar su frente con el par de labios suaves y fríos de emoción que no habían tocado a nadie más durante todo ese tiempo.- Olvidalo.
[03:47:25] Elizabeth Montti : -Fue lo único que murmuró antes que abandonara su anatomía nuevamente, dando un par de pasos lejos de él y retomar distancia.-

Absurda la facilidad con la que aún lo desarmaba. Un simple gesto englobaba tanto y a la vez tan poco, que generó en él la necesidad momentánea de rodearle la delicada muñeca con los dedos, atraerla hacía sí y retenerla a su lado. Pero la cercanía duró poco. Demasiado poco, incluso. Con melancolía evocó el tacto femenino de la vieja Elizabeth, y confirmó con cierta complicidad interna que aquellas manos conservaban la tersura de siempre, la misma elegancia en el ademán, la misma dulzura inherente a ella. Por lo menos era una de las pocas cosas que no habían cambiado para él, de las tantas que aún conservaba en su memoria. Y de alguna manera inexplicable aún para sí mismo, Yra se sintió culpable, sucumbiendo al fin a la pérfida tortura de quien tiende a mirar siempre hacia atrás como un anciano arrepentido. A lo mejor, pensó, su jovialidad lo había abadonado.

— Dímelo —musitó cabizbajo, sólo para ella, como si quisiera provocar su cercanía otra vez. Tampoco se movió un solo ápice para no deshacer el gesto ajeno, o para conservar intacta la caricia fantasma de su mano. Ni una palabra a cambio. Sólo la retahíla de sonidos que anunciaban una despedida... Y un beso. Un beso breve, significativo, cargado de palabras que ella no decía, de disculpas que él aún no sabía cómo pedir. Porque a decir verdad, ¿de qué le sirve el perdón a un corazón que ha logrado sanar solo? Y así se quebró. Yra se quebró. A la altura del esternón, en silencio, sintiendo sin poder hacer nada cómo su propio corazón clamaba acelerado el poder escapar de sus costillas. Escapar y retornar a ella de alguna forma. Pero ésa sensación se fue con Elizabeth cuando ésta decidió marcharse, dejando una sola palabra tras de sí.

Olvidar. Olvidar no era tan fácil. "Hablamos de esto porque...", se decía, quieto aún, intentando serenarse. "Hablamos de esto porque...", y sentía la explicación purgando por salir de su garganta como bilis, haciendo que todo su cuerpo reaccionase en respuesta a una simple oración. Poco después la sintió en la punta de su lengua, pendiendo de un hilo, en peligro de desaparecer, de caer en el saco de cosas que habían quedado en el tintero.

—Hablamos de esto porque aún no ha terminado —dijo al fin, y en vez de ansiar que la tierra lo tragara, la caminó a grandes zancadas hacia ella con la diestra extendida y la carne tensa pidiendo descanso. Los dedos largos rodearon la muñeca de la detective de la forma en que había imaginado, y en torno a ella se cerraron como un candado cálido— No ha terminado para mí —y así fue como Sergei tomó las riendas y buscó a Jane en los ojos de Elizabeth.

[05:16:09] Elizabeth Montti : No, Sergei, no es correcto seguir con esto. -El temple de voz que salía de las cuerdas vocales de la mujer indicaban todo cuanto intentaba mantener siempre la distancia, la frialdad de sus actos y sentimientos al hablar al respecto y es que no hacía bien vivir en el pasado como es que parecía ser que el contrario lo hacía. En esta conversación llevaba la cuenta de que al menos cinco o cuatro veces le había dicho, aconsejado, ordenado, de todas las formas posibles, que olvidase toda la breve, pero más que importante historia que había existido entre ambos, una historia de amor que se vio revuelta por los vientos caprichosos de la tempestad de sus corazones. No quería que las palabras sobre el tema siguieran brotando de ninguno de los pares de labios, no, estaba empezando a cansarse a desgastar toda la resistencia que oponía la Elizabeth creada a temple de golpe duro, maldita sea si estaba intentando no sucumbir al cariño que sentía por él, sucumbir ante esos recuerdos de buenos momentos y ahora los nacientes
[05:16:10] Elizabeth Montti : deseos de que las cosas volviesen a ser como antaño o al menos, un poco. Volver a ser cercana a él de todas las formas posibles, consolar sus pesares con su cariño, socorrer a esas malas sensaciones que parecían abordarlo como en el más salvaje botin. Pero había luchado contra todo con el simple gesto que él mismo había hecho hace tiempo, alejarse simplemente, hacerlo y enterrar todo bajo una fina capa de polvo que ahora se removía y revivía a las emociones que yacían en el ambiente cuales muertos vivientes, causando únicamente mal y pesar, terror en ambos de cosas que no habían superado. Muy mal, demasiado negativas eran las palabras que elegía en el vocablo ese individuo calificado como ex-esposo, ex-amante, ex-compañero. Cada una de las palabras provocaron que la detective sintiera a partes igual crecer dentro suyo el temor, el resentimiento, la ira, el dolor, de nuevo el cariño...desgraciado. Más aún cuando se vio encarcelada a la esposa que suponía ser la mano que rodeaba su muñeca. Giró el rostro para
[05:16:15] Elizabeth Montti : verlo, para posar sus cristales del alma en los contrarios de una forma que ya hacía años no lo hacía. Mantuvo sus labios sellados y su mandibula tensa, ¿Con qué proceder era correcto seguir?, ¿sucumbir a la imperativa necesidad de gritarle y caer ante él?, ¿o seguir como Elizabeth Montti, detective corazón de piedra?.- Eres un maldito egoista Yra Sergei Vasilyev -Salió al fin de sus labios una frase que estaba cargada de todo la mezcla de sentimientos que tenía dentro, primera frase en toda la conversación que decía realmente con el corazón. Removió su extensión de forma un tanto violenta para liberarse de su cálido tacto, uno que quizá antes hubiese soñado volver a sentir y que sin embargo ahora le provocaba tanto dolor como la más afilada navaja.- No te atrevas a decir eso de nuevo. Todo acabó en el preciso momento en que firmamos los papeles, no vengas esta vez con viejos remordimientos a decirme que no ha terminado. -Retrocedió nuevamente, porque la cercanía dolía. Se mordió la mejilla interna y miró un
[05:16:19] Elizabeth Montti : momento a un costado, echando un resoplido al aire antes de mirar hacia el techo en la natural forma de evitar las lágrimas.- Deja de hacerme daño. Deja de hacerte daño a ti. -Le miró nuevamente con los ojos cristalizados más sin una lágrimas amenazante de caer.- Terminó, terminó hace mucho y no hay nada que hacer al respecto.

Estuvo a punto de pedirle que no marchara, que se quedara con él y le oyera, en el preciso momento en que fue privado del terso tacto femenino. Pero ella sólo apeló a la distancia entre ambos como forma de recordarle qué eran, en qué se habían convertido. Ella era la mujer que no había huido de él. Él era el hombre que la había alejado por temor. Valiente en la vida, cobarde en el amor. Así podía llegar a definirse con pocas palabras, provocando un punzante rechazo hacia esa faceta de sí mismo. Poco tiempo después del divorcio, aún después de haber firmado los papeles con letra clara y pulso firme, aún después de haberla despedido de lejos sin decir una palabra, la había amado con aún más intensidad en el rincón oscuro en el que había caído. La había amado sintiendo los mismos coletazos de incontenible necesidad. Necesidad por protegerla de todo y de todos, a sabiendas de que ella podía cuidarse sola. Necesidad de ella, tanto de su voz, como de la música que oía y que en su tiempo había inundado la casa de los dos, de sus sonrisas y carácter, como del cuerpo que tantas veces se había estremecido junto al suyo. Todo. Lo había necesitado todo, tarde, muy tarde.

Así era él. Y no, no había cambiado, pero sí había logrado reconocer las grietas en la fortaleza impenetrable que con los años había construido a su alrededor. No se había molestado en reforzarlas, en ocultarlas, sino en celebrar que las tenía, que había debilidad en él, que podía ser lastimado, que podía sufrir por cuenta propia, y eso lo hacía sentir vivo. Y entonces, de pie allí frente a ella, volvió a extender su mano con toda la decisión del mundo. En ese momento no la amaba, no sentía por ella más que admiración, más que eterno agradecimiento. Pero la adoraba con el alma por ser ella. Liz, Jane. Dos caras de la misma moneda. Ninguna de las dos podía soportarlo, una lo había amado —o eso se decía a sí mismo— y la otra había logrado olvidarse de él. Pasado y presente. Aunque habitaban el mismo cuerpo, se parecían pero no eran iguales. Se superponían frente a sus ojos como láminas pintadas, traslúcidas y finas, oscilando y desdibujándose una a la otra. Juntas, habían creado a una mujer que desconocía, una mujer que, como la persiana que filtra haces de luz a través de sí, dejaba entrever atisbos vagos de un cúmulo confuso de recuerdos. Y encontrándose perdido ante ella, como si no supiera dónde estaba parado, de todas formas quería recuperarla...

—No ha terminado para mí porque aún busco la forma de hacer que me perdones —susurró, inmóvil en su sitio, extendiéndole la mano con languidez como si fuese a dejarla caer en cualquier momento— Si el matrimonio terminó hace mucho, ya no tiene que doler, Liz. Ya no duele —y un suspiro quedo escapó de su pecho, furtivo, silente— Pero me niego a aceptar que te perdí a ti, a lo que eres. En ti no sólo está la mujer que amé, mi esposa, sino también la que contuvo cada impulso de quemarlo todo hasta los cimientos. No estoy mendigando tu amor, Liz, porque no es el tipo de amor que necesito. Sólo quiero que vuelvas a mi vida. Es todo— E Yra dejó caer la diestra junto a sus propias caderas, abatido por última vez.



Última edición por Admin el Lun Mar 30, 2015 1:28 am, editado 3 veces

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Mensaje por Admin Dom Feb 15, 2015 1:01 am

[03:35:53 15/02/2015] Yra Vasilyev : -Agarra de la cintura a Misaho, complacido- ¿Qué?
[03:37:56 15/02/2015] Misaho Sakiyama : E-eso fue inesperado -observa algo atónita el como le agarra la cintura- eso también... -le mira un segundo para volver a bajar la mirada- Ehem...-se cubre la boca un poco toda roja(?)-)
[03:41:46 15/02/2015] Yra Vasilyev : —Ciertamente le alegra no tener que esforzarse demasiado para hacerla sonrojarse, por lo que la atrae hacia sí observándola con detenimiento— ¿Te molesta?
[03:47:58 15/02/2015] Misaho Sakiyama : -Se cohibe bastante sintiendo la mirada ajena sobre ella, observándola con detenimiento, haciendo que ya no supiera hacia donde más mirar- Ahm.... -se tomó algo de tiempo para pensarlo- ciertamente no estoy segura, no estoy acostumbrada a estas cosas como podrá suponer...-ríe un poco con torpeza en lo que se animaba a mirarlo toda enrojecida, más por la cercanía que tenía con éste en ese momento-
[03:58:34 15/02/2015] Yra Vasilyev : —Con cierta satisfacción, atiende cada gesto ajeno y encuentra en ellos una razón para ensanchar su media sonrisa aún más— Sí, lo veo. Pero me gusta —dice confiado, estrechándola entre sus brazos con cautela como si estuviese sujetando un escurridizo pajarillo con las manos— Me gusta mucho. —y aparta un mechón de sedoso cabello del rostro de la joven, para besarle la mejilla con suavidad—
[04:15:31 15/02/2015] Misaho Sakiyama : -Le gustaba, le gustaba, qué es lo que le gustaba exactamente? Su rostro desconcertado? Bueno para ella era algo muy improbable que a alguien le gustara cosas como esas. Pensando en lo improbable fue estrechada entre sus brazos de aquella forma tan delicada , con un gesto de igual intención. Era tan nerviosa que con ese simple gesto logró hacerla suspirar - Que es... lo que te gusta? -pregunta en un susurro tímido -
[04:22:20 15/02/2015] Yra Vasilyev : Me gusta que parezcas tan vulnerable —musita sólo para que ella lo oiga, inclinándose cada vez más cerca de sus labios— ...porque me hace querer saber si hay algo de fortaleza oculta en ti. —Enreda los dedos largos en la melena ajena mientras se adueña de sus ojos almendrados, frunciendo la nariz levemente como si fuese a gruñir cual felino en cautiverio— Fortaleza, violencia, agresividad. Quiero lo que sea que estés ocultando, Misaho. Sólo para mí.
[04:41:28] Misaho Sakiyama : - Era irreal, y a la vez comprensible, ya que había quienes buscaban cosas imposibles o cosas que no se ven a la vista en las personas , lo que hay adentro básicamente. Se veía aún con ese rostro desconcertado, bajando y cerrando la mirada cuando se inclinaba más cerca de ella , no evitando el mirarle fijamente a los ojos , bueno era bastante inevitable teniéndole así de cerca, notando en detalle incluso ese gesto con la nariz - Para ti? -murmuró a penas con una voz bastante fágil, repitiendo aquello como algo muy imposible de creer, y en su mentalidad pues todo esto era inimaginable- Yo...estoy tan...-se ríe casi sin poder de los nervios- quizás.... pase...
Habla... —ordena inconscientemente, con voz ronca, entrecerrando los ojos. Sus labios finos se sitúan peligrosamente cerca de la rosada boca ajena, como si pretendiese atrapar las palabras en el aire en cuanto sean pronunciadas— Habla conmigo, Misaho, ¿estás tan qué...? —su insistencia es sutil, camuflada tras el tinte gutural que su tono ostenta, ocultando la ansiedad y la curiosidad que libran una batalla encarnizada en sus adentros. Quiere saber, quiere no tener que imaginar el final de sus respuestas, por más entretenido que le parezca tener que hacer el intento. Entonces posa el índice de la diestra bajo el mentón tibio de Misaho, queriendo alzarle el rostro para deleitarse con los cambios que la luz arrojada sobre su piel genera en sus facciones delicadas—
[05:18:13] Misaho Sakiyama : -Abrió bastante los ojos cuando básicamente le ordenó el hablar, no sabía que decir ni tampoco que hacer. La cercania, el ambiente, todo la ponía de nervios y si no se controlaba podría decir cualquier cosa, pero se sentía bastante presionada por el momento. Sus labios temblaban levemente sintiendo aquellos gestos en gran detalle- Nerviosa, me siento nerviosa.... Todo es nuevo... para mi... estar asi -respondía casi sin poder- aunque es... notable, lo puedes ver....-aclara mas que nada como una queja aunque con toda esa timidez no lo parecía-

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Mensaje por Admin Dom Feb 15, 2015 2:15 pm

—El simple hecho de ver los labios de ella temblar es suficiente como para hacerle gruñir por lo bajo, reprimir todo impulso de imponerle los suyos en un arrebato, y aflojar el agarre hasta soltarla. Las manos la van liberando poco a poco, con pereza, como si no formasen parte de él y quisieran desobedecerle en un acto de entendible rebeldía: el talle estrecho de Misaho es tibio, incita a sujetarlo con fuerza y prohibirle el escape. Lo más agradable para él, además, es que sólo necesita un brazo para rodeárselo y aprisionarla, acercarla hacia sí y observarla con devoción. Pero aleja todo pensamiento inoportuno cuando las puntas de sus dedos dejan de tocarla, y se torna reticente a incomodarla a propósito más tiempo— Lo veo —susurra por lo bajo, acomodándose un largo mechón de cabello azabache tras la oreja— Pero que sea nuevo para ti lo hace todo aún mejor, aunque me parezca una injusticia... —y se quita las gafas con cierta parsimonia, fijando la vista en ellas— ...porque vamos, ¿que nadie te haya tocado así antes, sabiendo cómo eres? Menudo ciego y encima estúpido el que no quiera esforzarse por morder esa boca tuya.

[16:31:39] Misaho Sakiyama : — Por dentro parecía que iba a estallar pues toda esta situación en la que se había metido sin querer la estaba superando, su inexperiencia la hacía más vulnerable de lo que hubiera querido jamás, y él parecía superarla en todo sentido, en sus ojos veía que todo estaba claro para éste y que además estaba decidido a ver o mas bien a descubrir todo lo que su mente trajinaba incluso las cosas mas estúpidas. Todo sus nervios hacían que sintiera su tacto de una manera estrepiosa aunque fuera simplemente un roce, no sabía que iba a hacer, no podía imaginarlo ni antes ni ahora. Aún así notó que la soltaba, pero al parecer en contra de sus deseos ya que lo hacia de una forma bastante lenta, bajaba la mirada para ver lo que hacía, suspirando leve comenzando a sentirse menos nerviosa a comparación de antes pero al escucharlo por poco y se le paran los cabellos de la nuca, no sabía bien que responder, su mente aún era una pantalla de humo que se había formado por todo ello —
[16:31:52] Misaho Sakiyama : ¿Morder mi... boca? — repitió casi sin poder procesarlo por completo, tomando aire profundamente, tratando de formular una respuesta mas o menos coherente — No hubieron quienes llegaran a conocerme... así —comienza a responder con la mirada baja, apretando un poco los labios para tratar de no desconcentrarse — No soy el tipo de chica para la mayoría, y mi apariencia tampoco ayuda — rió pero sin sonar a una queja lo que decía acerca de su apariencia, mas lo decía con algo de orgullo — Sin embargo tu te acercaste —lo miró con algo de dificultad con las mejillas encendidas a rojo vivo, sonando bastante asombrada por ello — ¿Cómo es que puedes verme? —preguntó en un murmullo frágil y algo desconcertado—

—Mientras guarda sus lentes con desmesurada lentitud, Yra hace tiempo mientras ve cómo sus propios deseos lo arrastran a la necesidad de mostrarle a Misaho de qué forma piensa en ella. Y no lo piensa dos veces, cabe destacar, porque en cuanto libera la diestra la extiende entonces hasta el cuello de la joven, acercándose él ésta vez. Los dedos largos se hunden en la melena pelinegra como si rozasen seda lánguida y templada, dócil al tacto y sumamente suave. Acerca el semblante impávido al ajeno, le dedica un par de míseros segundos de contemplación, y acto seguido la besa con el ímpetu renovado. Pero su boca no reacciona como lo hiciera normalmente, cuando degusta besos de otras mujeres de moral ligera, sino que explora la tibieza y disfruta la inexperiencia que llevaba años sin sentir. Y así, cuando Yra se ve abandonado a la deriva por su propio raciocinio, alza la siniestra y halla el encastre perfecto en la curva pronunciada de la cintura femenina, sin previo aviso. ¿Pero de dónde sale esa necesidad casi visceral de tenerla, de sentirla? Inconscientemente evoca el momento en que la vio por primera vez, los tipos que la miraban de una forma que él no pudo concebir, y la cena improvisada que le haría retornar a ella y buscarla por inercia entre el gentío. Como un adicto.
De cierto modo la odia, es verdad. La odia muchísimo menos de lo que la necesita cerca, y sólo porque saca a relucir lo mejor y lo peor de él con igual intensidad. Pero también la cree irrepetible, adorable hasta límites satánicos, y sumamente delicada. Y allí mismo encuentra entonces otra de las razones por las que sus labios no pueden apartarse de los ajenos: quiere protegerla, a toda costa. ¿De los demás? Definitivamente. A ojos suyos nadie tiene derecho a tratarla como una mujer cualquiera. ¿De sí mismo? Aún no, pero de seguro se alejará antes de cometer una barbaridad en contra suya. Y volviendo al momento, a sus sentidos, Yra deja de pensar. Ahonda en el beso con voracidad reprimida, dándole tiempo a Misaho a seguirle, a asimilarle. Muerde poco después el tierno labio inferior de su interlocutora, y se separa lo suficiente como para romper el contacto y fijar los ojos negros en ella, intentando calmar su respiración.

—No lo sé... —replica, entrecerrando los ojos— Pero no quiero perderte de vista.

[18:02:49] Misaho Sakiyama : — Ese hombre, intenso e impuro como los demás pero que a la vez era gentil hacia ella, al parecer no pudo retener sus impulsos contendos, así como dificilmente la soltó esta vez no pudo controlarse y en eso la tomó con ternura por el cuello, enredando sus dedos suavemente en su cabellera como si tuviera temor en romperla, y ella sentía que se iba a romper en cualquier momento pues la duda la carcomía, la duda en saber que haría y la duda en saber cómo la había encontrado, cómo puede verla. Su fragilidad la hacía parecer que tenía un corazón de cristal o mas bien ella era una figura de cristal, mirándole unos segundos así con esa intención esperando a que hablara o hiciera algo más. Un calor inusual la invadió por dentro luego de la sorpresa de verse prácticamente atrapada de forma impetuosa y rápida por sus labios en ese inesperado y nuevo beso, ¿qué era lo que él estaba pensando? No podía evitar el preguntarse eso repetidas veces en su cabeza, comenzando a desvanecerse por aquella acción

[18:03:24] Misaho Sakiyama : pues ese contacto comenzaba a nublar su mente de nueva cuenta, concentrándose en sentir lo que aquél hacia con ella y cómo parecía estar mas que nada sintiendo en gran detalle su inexperiencia y temor, pues sus labios se movían torpemente en un impulso inconsciente de su cuerpo en tratar de igualar el gesto aunque casi sin éxito. Pero al parecer eso era lo que él quería probar pues no se separó de ello en un buen rato, o mas bien en lo que sintió ella que fue un momento largo, pues aquello parecía durar mucho mas tiempo de lo que en verdad sucedía todo, sintiendo básicamente en cámara lenta el como la tomaba de la cintura en gran detalle. No había nada relentizando la realidad, era su mente que poco a poco se perdía ante ello, y aún no podía figurarse el por qué insistía tanto con ella, se sentía cálida por dentro, teniendo un sentimiento extraño y ajeno producto de la empatía que sentía en ese momento ¿era eso lo que él sentía? ¿que clase de cosas le había provocado?

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Mensaje por Admin Lun Feb 16, 2015 12:17 am

—Cada palabra que dice se le antoja trivial, cada frase que pronuncia le parece armada con poca o nula inteligencia. Pero no puede evitarlo, si al fin y al cabo no puede hacer otra cosa que no sea perderse en ella, en su tacto, en sus ojos, en su fragancia. Hacía tiempo que no caía de bruces tan de golpe por una mujer, y menos aún por una tan joven, pero su instinto lo arrastra sin clemencia al pozo profundo de la esclavitud autoimpuesta, donde se ve incapaz de renunciar a ella aunque sea por un instante. ¿Qué tiene de especial?, llegó a replantearse poco después de conocerla. Aún ahora no sabe explicarlo. No encuentra la manera de hacer que los conceptos se formen adecuadamente en su mente para poder convencerse a sí mismo de que tiene el control de la situación. Quiere pensar que nada se le escapa a su intelecto, a su atención, a su capacidad de razonamiento. Pero Misaho no tiene razón de ser para él.
Con la mente absorta, la libera de su agarre por segunda vez y se promete en vano que no volverá a dejarse llevar, porque tiene bien claro que sólo se miente a sí mismo. Y disfruta oscilar entre el sí y el no, entre amagues, entre batallas internas que se libran en su cuerpo como una antesala a la locura. Todo por ella.
—Nada de lo que diga o haga será suficiente —y erguido cuanto se lo permite su altura, le dedica una media sonrisa de abatimiento y satisfacción transitoria, dado que ha querido hacer más que darle un beso decente. Pero no quiere forzarla. No quiere arrastrarla a dominios desconocidos así como así. Y para ello existe la corrupción. De cuerpo, de mente, de espíritu. No ejercerá la primera, claro está, sabiendo que valora su pureza y compostura, pero esperará paciente a verla recorrer la senda de la experiencia hasta él, cuando ya no sienta remordimiento alguno ni vergüenza. Porque no ansía poseerla, sino amarla como merece ser amada una mujer: jamás contra su voluntad, y con toda la entrega del mundo— Nada, Misaho —y con un gesto aletargado y grácil, le roza la carne tierna bajo el mentón con el dorso de los dedos, ido completamente en su propio accionar. Tal vez es demasiado para ella y deba dejarla llevar la vida de una joven despreocupada, libre de problemas como él. Pero no puede con la condición. Simplemente no puede detenerse.

[04:45:26] Misaho Sakiyama : — Respiraba cada vez de forma mas normal, sin ser agitada como lo estaba anteriormente, aquél le alertaba y a la vez lograba calmar sus nervios simplmente con acercarse o alejarse, le sucedía usualmente con cualquier cosa viva pero todo aquello lo hacía distinto a lo demás, cada situación es distinta claro, tal vez una palabra que lo describa era "especial". Era un cúmulo de cosas que se juntaban y hacían un revuelo en su cabeza que no paraba de maquinar preguntas tontas y acciones que quizás no serían apropiadas, imaginando que aquél tal vez también tenia un debate interno por como la soltó una segunda vez, provocando que se abrace un poco a si misma tragando saliva de una manera algo nerviosa. Sintió nuevamente ese alejamiento perezoso, como si no quisiera hacerlo pero había algo que le decía que en ese momento debía alejarse, supuso que era el mismo rostro de Misaho quien había provocado eso y no lo culpaba, en parte sentia algo de alivio, quizás ahora podría decir algo con mas inteligencia, o no —
[04:45:43] Misaho Sakiyama : — ¿A qué te refieres con eso? —preguntó enseguida que oyó aquello salir de su boca, con bastante intriga, le daba algo por comprenderlo, necesitaba comprender, no había sido humana tanto tiempo y ya tenía un millón de preguntas, pero ese no era el punto, no al menos en este momento. Un sonrojo se asomaba nuevamente por aquél gesto, aquella caricia bajo el mentón que por alguna razón le hizo pensar en que tal vez se había vuelto una especie de gato, un gato muy asustadizo a decir verdad — Puedes decirme, trataré... de no exagerar, lo prometo — decía con una voz que no era tan frágil como antes, pero se la notaba algo inocente, gesticulando con las manos a medida que decía aquello — S-supongo que hay cosas que no entendemos ni de nosotros mismos — añade en un murmullo indicando quizás que se había dado cuenta de algo que a él le sucedía por dentro, abrazándose con un poco más de fuerza pensando que lo que había dicho estaba completamente mal,
[04:45:58] Misaho Sakiyama : aparte de que efectivamente segun su parecer no decía nada inteligente, igualmente solo se quedó en silencio un segundo para alzar su vista hacia él —

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Mensaje por Admin Jue Feb 19, 2015 1:51 pm

—Por primera vez en mucho tiempo tengo claro qué quiero hacer, pero lo que me detiene es la noción de lo correcto —, musita por lo bajo, regalándole algo de la ocasional sinceridad que lo embargaba de a intervalos aleatorios. De alguna manera sentía que podía hablarle de sus pecados más oscuros y que ella simplemente guardaría esos secretos. Podría horrorizarse; huir, probablemente. Pero primero necesitaba saber si estaba en lo cierto, si su intuición acertaba sobre la existencia de una Misaho diferente. No quería encontrar su otra cara, ni una asertividad comparable a la suya bajo su manto de nerviosismo y timidez, sino que quería encontrar aceptación. Quería ser reconocido como hombre, como la máquina de cometer errores que era. Quería ser perdonado— Estoy cansado —soltó en voz alta, entrecerrando los párpados con la pesadez de un condenado— He hecho tanto estos últimos años, dañado tantas cosas, y no quiero herirte a ti también. —. Aunque confiaba en el carácter de Misaho, ése que parecía amainar con él cerca, detestaba la idea de revivir viejas equivocaciones por su falta de compromiso. El fuego ilumina y su calor fomenta la vida, pero también puede arrasarlo todo hasta no dejar nada más que cenizas tras de sí. Así de intenso se pensaba, así de peligroso— Jamás me lo perdonaría —y la observó un momento, admirándola, reteniendo en su memoria cada mechón de cabello castaño salido de lugar, sus pestañas arqueadas, sus mejillas sonrosadas, su pequeña boca que parecía albergar siempre las palabras indicadas para él.

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Mensaje por Admin Miér Feb 25, 2015 8:14 pm

[00:38:54] Misaho Sakiyama : — Oía cada palabra que decía atentamente, tratando de mirarle fijamente para entender completamente lo que expresaba, notando aquellas pausas que daba al decirle aquello, parecido a lo que ella hacía ciertas veces, aunque ella directamente tartamudeaba, se notaba que tal vez le costaba ser sincero o era la primera vez que lo era. Todas estas conjeturas no le llevaban a algo concreto, y lentamente llegaba el momento en el que ella tenía que responder, pues no podía cambiar a otro tema y sentía en su interior por la empatía que tenía que el necesitaba alguna clase de respuesta o quizás alguna clase de consuelo de su parte. Pero hasta ese momento no se le había ocurrido que poder responder, ni tampoco mentiría solo para darle alguna clase de consuelo; y finalmente decidió abrir su boca para tal vez dar una respuesta equivocada — Tal vez es hora de que... sigas lo que deseas sin temor, es decir... — le miró, completamente avergonzada y sonrojada simplemente por empezar a hablar —

[00:39:27] Misaho Sakiyama : Con solo verte puedo notar que eres una persona completamente a la que eras hace algún tiempo... —apretó un poco los labios tratando de abrir la boca para completar su respuesta — Todo ser que vive y piensa comete errores... y el chiste de los errores es aprender de ellos, pero no pretender que nunca sucedieron, esas cosas no desaparecen. Los errores se redimen básicamente... —decía mirando mas al suelo en ese momento — Ni para el espíritu ni para el cuerpo es bueno cargar con un peso que tal vez es más grande por tu consciencia... Tienes que seguir adelante, y perdonarte —dijo mirándole nuevamente pero esta vez al menos sosteniendo la mirada unos segundos — Perdona si hablé de más... —se disculpó bajando la cabeza rápidamente —

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Mensaje por Admin Miér Feb 25, 2015 10:04 pm

—Deberías dejar de disculparte tan a menudo —musitó en respuesta, encontrando adorable aquella costumbre suya— Al menos conmigo. Soy el tipo menos digno de tus disculpas que puedas imaginar, pero esa grandeza tuya no deja de sorprenderme —y en momentos como aquél se daba cuenta de cuán distintos eran, de que sus valores diferían enormemente. Hizo una pausa, la escrutó con la mirada, y se apartó lo suficiente como para devolverle el espacio personal que le había invadido con descaro —¿Estás segura? —musitó con voz ronca, metiendo las manos en los bolsillos de los jeans. Aquél gesto ocasional le confería un aire jovial y hasta despreocupado, pero en ese instante no hacía más que contrastar con la fina línea en que se había convertido su boca al sellar los labios un momento—¿Quieres que vaya a por lo que quiero, sin temor? —. Tras la pregunta y la fachada casual que Yra adoptaba, yacía el deseo reprimido. El hambre voraz, el ahínco porfiado de un adicto dispuesto a lo que fuere por tener aquello que lo hacía sentir vivo.

Entonces Yra rompió el silencio, llevado a la deriva por sus propias palabras. —Te quiero a ti —dijo con calma, manteniendo la distancia a modo de tortura autoimpuesta—, pero no puedo decirte de qué manera, Misaho —. La quería de forma sana. La quería de forma racional. La quería de formas retorcidas. La quería sólo para él. La conjunción de lo correcto y lo incorrecto se arremolinaba en él como dos colosos disputándose la tierra que pisaban, librando una batalla que dolía en lo más hondo de su cuerpo. Cada fibra se estremecía, la piel cetrina aumentaba su temperatura ante la paupérrima contención que intentaba forzar en su carácter. No estaba perdiendo la cabeza, porque aún podía discernir cuánto estaba dispuesto a arriesgar, pero veía a Misaho como un imposible. ¿Cómo llega un alma corrupta a no querer ahondar en terreno prohibido cuando antaño encontraba placer en ello descaradamente? Al parecer había bastado con mirarla a los ojos y obligarse a sentir nada más que la imperiosa necesidad de protegerla.

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Mensaje por Admin Miér Feb 25, 2015 11:52 pm

[03:30:56] Misaho Sakiyama : — Vamos, no tengo tanto de eso — respondía con la mirada baja ante aquél comentario aunque esa forma de condenarse suya le resultaba algo bastante raro, extraño para ella, pues si bien ella se culpaba de muchas cosas, no podía suponer que había hecho el otro como para castigarse tanto, y lo sentía ondo en su pecho aquél sentimiento de culpa y tristeza que rodeaba el aura ajena, algo que inundaba todo el ambiente por el simple accionar de un par de memorias o simples acciones. Pero en pocos segundos sus propios sentimientos fueron como una ola por todo su cuerpo, un sentimiento cálido y extraño el cual no había sentido antes, por ende no sabía como definirlo, al oir aquellas palabras, provocando nuevamente un rubor que se había desvanecido hace rato, y más cuando se había alejado de aquella manera tan dura a su parecer, pues a su vista parecía haberlo hecho forzosamente. "Te quiero a ti" dicho de forma tan directa parecía que la iba a derretir, aun así se contuvo tragando saliva con fuerza hasta...
[03:31:28] Misaho Sakiyama : escuchar el resto. En serio necesitaba saber lo que pasaba por su cabeza, ¿la quería pero no podía decile cómo? Al oirlo no sintió nada malo, es mas se sintió un poco más acalorada por lo que el contrario decía que por su propio pensamiento. Entonces ¿qué estaba pasando? Confundida, apretó las manos en un puño — ¿Tienes miedo a decirme cómo o no sabes cómo o... temes que cualquiera de esas formas me haga daño? A fin de cuentas... pareces mas inseguro que yo, pero tu al parecer tienes mas motivos...—rió de forma nerviosa para luego detenerse al segundo, mirándole de forma frágil nuevamente para apretar los labios. Ya no sabía ni que decir o realmente que hacer, parecía que dijera lo que dijera lo tendría así, torturado mentalmente, y pensarlo así tampoco ayudaba. No pensar nunca le habia jugado bien, pero es que su mente no daba para más. Entonces fue cuando desconectó un segundo su pensamiento, mirándole así, como si se fuera a romper — Yra... yo... —tartamudeaba tratando de decir algo incoherente al parecer,

[03:31:46] Misaho Sakiyama : avanzando un par de pasos hasta quedar en frente de Yra, peligrosamente cerca sin mirarlo, y realmente sin pensarlo le rodeó con sus brazos en un abrazo que se sentía o que transmitía mas que nada un cariño y un deseo de calmarlo que hasta quemaba su piel — Te torturas demasiado, es demasiado —murmuraba básicamente cerca de su pecho, cerrando sus ojos queriendo de alguna forma que la sintiera en ese abrazo algo fuerte que le daba — Solo... —a este punto su mente volvía a funcionar y comenzaba a tartamudear pero sin soltarse de su agarre — No temas... —murmuró pero bastante bajito, bastante insegura ya que a fin de cuentas era lo que trataba de decirle hace un momento —

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Mensaje por Admin Lun Mar 16, 2015 12:42 am

[02:42:40 16/03/2015] Yra Vasilyev : ¿Era temor lo que sentía? ¿Era inseguridad? ¿O acaso aquella sensación rastrera de no poder confiar en su propio criterio no tenía un nombre? Internamente se sentía como estar partido en dos, como albergar dos versiones completamente opuestas de sí mismo, dos hombres que se disputaban el control de las manos ásperas que se cerraban en un puño dentro de los bolsillos de sus pantalones. Uno veía a Misaho como mujer y enloquecía, ansiando degustar sus mieles como un amante perverso. El otro quería protegerla de su otra mitad, salvaguardarla con su vida y velar por la integridad de la pureza que emanaba su tacto, sus ojos, las palabras que salían de su boca. Pero ambos la necesitaban. Eso era lo único que tenían en común. Más que temor o inseguridad, Yra estaba siendo víctima de la peor de las confusiones.
[02:42:42 16/03/2015] Yra Vasilyev : Su racionalidad y salvajismo coexistían en el caos, enredándose entre sí y luchando a brazo partido por una mujer que no parecía tener idea de lo que había provocado. Pero no podía culparla. ¿Cómo iba a ser capaz de hacerlo, si cuando la miraba todo su ser se estremecía como los cimientos de un edificio enclenque?
[02:42:48 16/03/2015] Yra Vasilyev : —Te quiero de las formas más retorcidas que puedas imaginar —susurró para ella, directo, sintiendo tangible la escasa distancia entre ellos—, pero también de las más inofensivas... —y la miró con la boca entreabierta, exhalando apesadumbrado como quien comienza a ceder a la peor de las fiebres. Todo cambio en su cuerpo tenía que ver con ella, cada pequeña alteración, cada bocanada de aire escapando de sus pulmones. Pero justo cuando creyó que estaba a punto de mantener la compostura, algo le hizo cambiar de parecer y evitar toda contención. Ella acortó el paupérrimo espacio que los separaba, envolviéndole el torso con los brazos, haciéndole sentir su calor de cerca y encendiéndole de pies a cabeza con un rápido latigazo. Cada centímetro de su piel reaccionó en respuesta al cuerpo femenino, tomándolo desprevenido, venciendo las pocas defensas que aún tenía.
[02:42:54 16/03/2015] Yra Vasilyev : Si alguien en su sano juicio viera gasolina desperdigada en el suelo, por su integridad física y sentido de supervivencia, sería incapaz de encender un cerillo e iniciar la combustión. Misaho había hecho de un simple gesto corporal, una catástrofe imparable para él. Ella no lo sabía, pero venía siendo hora de poner las cartas sobre la mesa y arriesgarse. Y con la diligencia de un autómata, la sinceridad de un ebrio, y todo el descaro del mundo a flor de piel, Yra rodeó el talle femíneo con las manos, estrechándola contra sí con firmeza. "Te torturas demasiado...", oyó con claridad, sintiendo cómo esas palabras usaban su carne de alfiletero. Y ella no tenía idea de cuánto... —Me vuelvo más incauto y atrevido... —afirmó con voz ronca y profunda, bajando el mentón y rozándole la coronilla con los labios finos— ...cada segundo que transcurren tus manos tras mi espalda —y con parsimonia, inhaló el perfume dulce de su melena castaña mientras asía con ahínco su cintura fina—.
[02:43:02 16/03/2015] Yra Vasilyev : —Quiero que sepas que cuanto más tiempo estés cerca de mí, cuantas más sonrisas me regales, más cordura drenarás y menos autocontrol tendré. Quiero y querré tomarte, Misaho, por las mañanas, por las tardes, por las noches. Quiero y querré despertarme con tu cuerpo enredado entre las sábanas y que me dejes mostrarte el mundo a través de mis ojos. Quiero y querré mostrarte de mil y una formas la falta que me haces... —y su voz era ya un murmullo quedo, sonando por lo bajo como quien suelta un secreto preciado y lo ve perderse en el aire como humo escurridizo— No pienso dejar que te me escapes.

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